viernes, 26 de noviembre de 2010

Tercer Aniversario de Alvaro Duque D.

Hoy conmemoramos tres años de la vida en el cielo, de un hombre que alcanzó un grado muy alto de realización en Dios, en una vida que fue ejemplo para quienes tuvimos la felicidad de conocerlo. Una existencia de continuo trabajo, de alegría y amor. Ahora, Alvaro, tu estás entonando la canción de los ángeles soñadores.

Sin ti, tengo a mi alma por único mapa, con el cual guiar mis deseos, de que el mundo sea tan suave, como la amabilidad de las manos tiernas, y se deslice muy silencioso, con la dulce música de los pájaros, que suben en espiral desde el lugar mas profundo. Ahora nuestros hijos y yo somos felices, sonreímos en nuestro interior, sonreímos profundamente. Mi corazón vaga, me abrazo, ansiando estar en casa, para recordarte, para pedirle a Dios que esté contigo, y en medio del vaivén suscitado por la fuerza de la lluvia, respiro por los ojos y te siento venir como la dulzura de muchos árboles risueños que saben que desde el fondo de mi corazón te sigo amando.

Nuestros hijos y yo te seguiremos recordando, pues fuiste un ejemplo de vida y te vamos amar para siempre. Te estamos honrando, amándote y expresando ese amor a través de la belleza y la verdad en nuestras vidas. El amor por ti vive y es ahora.

Yo se que estás feliz, tienes que estarlo, ya te encontraste con tu gente ausente tanto tiempo. Que lindo regresar a casa del Padre. Ahora que estás tan cerca del Señor, por favor dale las gracias de parte de nosotros por el ejemplo precioso de tu vida, por tus pasos firmes que nos enseñaron a caminar por la concordia, la paz y la unidad. Dile al Padre que gracias por tu silencio, por tu prudencia, por tu don de gente, por tu generosidad sin límite, por tu mirada interrogadora y por tu risa a carcajadas.

Llega tranquilo a la morada que Dios reservó para ti.

Ya no sufras más por nosotros que si hoy las lágrimas ruedan por no tenerte cerca, mañana descubrirás que todos te hemos interiorizado tanto, que te llevaremos siempre con nosotros y no necesitas estar presente para que te amemos y nos reunamos al pie de tu recuerdo.

Hasta pronto mi Ángel, la vida siempre es breve y mañana estaremos nuevamente contigo.