jueves, 5 de julio de 2012

Homenaje a mi hermano Antonio

Hoy estamos aquí; hoy nadie te ha fallado, nos ves de caras largas, y de corazones destrozados, pero estamos acompañándote y despidiéndote en tu ultima partida.

Ahora que estas cerca del padre dale las gracias de parte nuestra por el regalo precioso de tu vida, por tus enseñanzas tus criticas constructivas, por tu silencio, por estar pendiente de todos y ayudarnos en el momento en que te necesitamos.

Gracias por tu mirada interrogadora y tu risa picara.

No sufras por nosotros, ya nos acostumbraremos a no tenerte físicamente porque siempre te llevaremos en nuestros corazones.

Vete tranquilo porque ya sembraste tu deseo de que permanezcamos unidos como familia; ni una palabra que desuna, ni un gesto que separe, Estamos tus hermanos, tus hijos, tu esposa tus sobrinos tu nieto adorado como una sola voz firme defendiendo tu amor y tu unidad de familia.

He pensado mucho en ti: te imagino en la universidad, bajo la libertad de un cielo abierto enseñando y compartiendo y viendo tu barba de profeta que llegaba hasta el pecho.

Tus manos endurecidas por el trabajo parecían  hechas para el milagro y siento que yo hubiera sido muy feliz en esa aula donde la ciencia tenía un fin: conducir a Dios, hacer la paz y hacer del mundo un lugar de belleza.

A pesar de tu barba cana y del gran respeto que inspirabas, creíamos que eras viejo y por eso te dábamos el mejor lugar y nos quedábamos a distancia en señal de respeto, pero si hubieses enseñado tu corazón, nos hubiéramos dado cuenta lo joven y lo tierno que eras tal vez mas que algunos de nosotros.

Creías en la vida ideal. Creías que una florecilla esconde una fuerza viva en su belleza, y que en el canto de un pájaro la naturaleza se expresa con una energía mas grande que la el rugido ensordecedor de un bombardero manifiesta . Creías que esta visión de la vida era evidente en la luz  radiante del sol, en el verdor de la tierra, en el manar de las aguas, en la hermosura del verano y en la paz de mañana de invierno.

Por eso de ti aprendimos que para ser un buen maestro hay que olvidar que se tiene más edad y que se sabe mucho más, solamente hay que ser un hermano mayor dispuesto a caminar por la misma senda del saber elevado y de la inspiración: si habéis de dedicaros a enseñar conservad siempre un corazón joven y tierno.

Hermano, siempre te llevaremos en nuestros corazones y nos veremos más adelante  cuando hayas completado tu ciclo.

Con amor

Tio Toño en Enramada